El suelo pélvico según Espuña (2004) es un conjunto de estructuras conformadas para el soporte, sujeción y buen funcionamiento de los sistemas urinario, ginecológico y digestivo, en sus tramos finales. Un mal funcionamiento de las estructuras del suelo pélvico puede provocar una disfunción de dichos sistemas. Las disfunciones del suelo pélvico son cinco: algias pélvicas, incontinencia de heces y gases, incontinencia de orina, prolapsos de los órganos internos y disfunciones sexuales.
La incontinencia urinaria es una de las cinco disfunciones que podemos encontrarnos en el suelo pélvico. Tiene muchas causas, aunque no se dan todas en cada persona, y se presenta tanto en personas sanas como asociado a otras enfermedades. Su afectación psicosocial, repercusión económica tanto en la persona que la padece como en la familia y en la sociedad como su prevalencia, constituye de por sí un problema clínico importante, de tal forma que la nueva concepción de la salud hace hincapié en estos aspectos y más aún en la información y prevención de enfermedades y en la promoción de estilos de vida sanos. Los aspectos más afectados por la incontinencia urinaria son el sueño, la movilidad, el comportamiento emocional, la interacción social y las actividades de ocio (Espuña, 2004).
No siempre que la persona tiene incontinencia es por causas que no se pueden evitar. Hay elementos predisponentes e incluso causales que pueden actuar como desencadenantes y que en gran medida pueden ser reversibles, como la excesiva ingesta de líquidos (en condiciones normales es suficiente beber 1,5-2 Litros de líquido), modificar factores ambientales que dificulten la movilidad de las personas, infecciones de orina, evitar la ingesta de alcohol, café, té, mate o bebidas excitantes de la mucosa vesical, así como algunos medicamentos.
Son muchas las causas favorecedoras de la incontinencia en la población en general (Espuña y Lacima, 2008):
– Personales: Raza, Anatomía (disposición, edad, menopausia, obesidad, prolapsos).
– Trastornos congénitos del tejido conectivo.
– Embarazo, Parto (episiotomías, fórceps,) Post-parto. Abdominales post-parto. – Envejecimiento.
– Externas: Incremento de la presión intraabdominal, (estreñimiento), Hábitos, gimnasia, ropa, trabajos.
– Enfermedades: Vejiga hiperactiva, diabetes, pulmonares, estreñimiento crónico, neurológicas. Déficit hormonal.
– Lesiones del SP no relacionadas con los partos, Cirugías (Fístulas vaginales, histerectomía, radioterapia, etc.). Alteraciones en la estática pelviana.
– Fármacos (Relajantes, antihipertensivos…).
– Excitantes alimenticios
La incidencia en mujeres deportistas está suficientemente documentada así como la relación entre deporte y daño físico del suelo pélvico, siendo así que en el estudio realizado por Salvatore et al. (2009) con una muestra de 679 mujeres deportistas que practicaban deporte recreativo, se les preguntó sobre diferentes variables relacionando la incontinencia con sus actividades diarias y más aún con el deporte y se obtuvieron resultados de que un 14,9% de las mujeres tenían incontinencia (101 sujetos) y de ese total, el 31,7% (32 mujeres) experimentaban incontinencia sólo durante la práctica deportiva, el 47,5% durante su vida diaria (48 mujeres) y el 20,8% (21 mujeres) en ambas circunstancias. También se filtraron los resultados por deportes y se encontró que el 16,6% de las mujeres con incontinencia practicaban baloncesto, el 15% atletismo y el 11% tenis o squash, siendo estas las actividades más destacables.
De esta forma se constata que la relación entre incontinencia y pérdida de calidad de vida es real puesto que, para mujeres deportistas, el deporte forma parte de su vida y si por esta disfunción se ven obligadas a limitar su actividad, su calidad de vida se vería afectada.
Duomolin y Hay-Smith, en 2008, realizaron una revisión bibliográfica de estudios diferentes de mujeres deportistas con incontinencia y encontraron una importante afectación en la calidad de vida entre las mujeres que hacían algún tipo de actividad física que provocaba incontinencia de orina con sentimientos de vergüenza y aislamiento social lo cual limitaba sus actividades deportivas; también comprobaron que las mujeres que realizaban entrenamiento específico de la musculatura del suelo pélvico frente a las que no, experimentaban una mejoría sustancial, demostrando así mediante esta revisión la eficacia de los ejercicios de rehabilitación
Se ha comprobado que, en general, todos los deportes que dentro de su desarrollo deportivo provocan un aumento importante de la presión intraabdominal, se consideran hiperpresivos y por ello potencialmente lesivos para los músculos perineales. Valores superiores a 30-50 mmHg se consideran hiperpresivos
Entre las actividades deportivas que generan mayor presión intraabdominal se encuentran, según Valancogne, Caufriez, De Gasquet, Guillarme y Dumont (2001; citado por Martínez, Ferri, Patiño, Viñas y Martínez, 2004):
– Los clásicos ejercicios abdominales: la fuerza ejercida por la contracción genera presión intraabdominal que se orienta hacia el suelo pélvico, presionando las vísceras pelvianas provocando un debilitamiento muscular.
– Atletismo: el continuo impacto al correr con la musculatura abdominal contraída va a generar que la presión de los órganos recaiga sobre los músculos del suelo pélvico
– Baloncesto: los continuos cambios de ritmo que obligan a una presión intraabdominal, más los saltos y la continua carrera va a generar mucha presión sobre el suelo pélvico
– Aerobic: una actividad intensa con continuos saltos y contracciones abdominales va a generar debilitamiento del suelo pélvico
– Tenis: mismo motivo que el baloncesto; la continua tensión con cambios de ritmo y carrera, generan presión sobre el suelo pélvico
Revisados todos estos estudios, se puede afirmar la evidente relación que existe entre la incontinencia urinaria y algunos deportes a cualquier nivel, ya sean deportistas de élite, profesionales o recreativas, es el propio ejercicio el que debilita la estructura pelviana mediante el aumento de la presión intraabdominal, variando en función del tipo de actividad que se realice, destacando la importancia de los ejercicios abdominales clásicos, que provocan un elevado deterioro de dicha estructura. Este deterioro va a desembocar en disfunciones que sin duda van a alterar la calidad de vida de las deportistas, llegando incluso como se ha visto al abandono del propio deporte.
Además, se ve que estas disfunciones no sólo se dan en deportistas de edades avanzadas, que como es lógico, a mayor edad, mayor volumen de entrenamiento y mayor daño en el suelo pélvico, sino que también encontramos disfunciones en deportistas jóvenes, constatando así el hecho de que la edad no influye para el debilitamiento del tono muscular pelviano, sino que va a ser el tipo de actividad realizada lo que va a determinar el daño que se va a producir.
A la hora de plantear un tratamiento para la incontinencia o ejercicios para su prevención, es difícil escoger cuál es la forma adecuada de realización de estos, con qué materiales y con qué volumen e intensidad de trabajo, ya que prácticamente cada profesional que se dedica activamente al tratamiento de dicha disfunción tiene su propio protocolo.
La base de dicho protocolo será la buena alineación articular y una correcta coordinación y control de la musculatura del suelo pélvico.
Con respecto a la metodología de trabajo de fortalecimiento, siguiendo las corrientes actuales, vemos dos vertientes diferenciadas: aquellos autores que abogan por el fortalecimiento de la musculatura mediante la ayuda de aparatos externos (bolas chinas, conos vaginales, electroestimulación, etc.) y aquellos que defienden un protocolo de fortalecimiento basado en la ejercitación de la musculatura del suelo pélvico a través de contracciones voluntarias de la misma, mediante diferentes técnicas (gimnasia abdominal hipopresiva, ejercicios de Kegel, etc.) (García-Sánchez, Rubio-Arias, ÁvilaGandía, Ramos-Campo y López-Román, 2015).
Proceso de protocolo de ejercicios
1. Información (anatomía, factores de riesgo, disfunciones, tratamiento…) 2. Identificación (reconocer músculos, anular malos parásitos…)
3. Entrenamiento (ejercicios progresivos, diferentes posturas…)
4. Mantenimiento (pauta de ejercicios, integración en su vida diaria…)
En total el protocolo de fortalecimiento durará, si es capaz de identificar el músculo y lleva una buena progresión, entre 8 y 12 semanas desde que se empieza con la información hasta que se le establece la pauta de ejercicios para el futuro y se deja su seguimiento periódico.
Los ejercicios consistirán en una serie de contracciones y relajaciones de la musculatura previamente mencionada. La progresión que se llevará a cabo será el establecimiento de dos ejercicios base, de los cuales uno de ellos se mantendrá estable durante todo el protocolo y el otro se irá complicando a medida que avancen las sesiones. A esos dos ejercicios se le irán añadiendo progresivamente otros nuevos en los que se trabajarán distintos planos y profundidades de la musculatura y distintos tipos de fibras, de manera que se alcance un suelo pélvico fortalecido globalmente.
A modo de conclusión y tras analizar todo lo anteriormente citado cabe destacar una vez más la importancia de fortalecer el suelo pélvico independientemente de ser mujer deportista o no. Gracias a ello la calidad de vida, tanto a nivel personal como profesional, mejorará.
Referencias Bibliográficas
Dumoulin, C. y Hay-Smith, J. (2008). Pelvic floor muscle training versus no treatment, or inactive control treatments, for urinary incontinence in women. A Cochrane systematic review, European Journal of Physical and Rehabilitation Medicine, 44(1), pp. 47-63
Espuña M. (2004) Incontinencia urinaria en la mujer. La medicina hoy. 58 (1529). Recuperado de: http://www.jano.es/ficheros/sumarios/1/67/1529/43/1v67n1529a1306446 7pdf001.pdf
Espuña, M. y Lacima, G. (2008). Patología del suelo pélvico. Gastroenterología y hepatología. 31 (9), pp. 587-595. Recuperado de: http://www.elsevier.es/es revista-gastroenterologia-hepatologia-14- articulo-patologia-del-suelo-pelvico 13128299
García-Sánchez, E., Rubio-Arias, J. A., Ávila-Gandía, V., Ramos-Campo, D. J., y López Román, J. (2015). Efectividad del entrenamiento de la musculatura del suelo pélvico en el tratamiento de la incontinencia urinaria en la mujer: una revisión actual. Actas Urológicas Españolas.
Martínez, S., Ferri, A., Patiño, S., Viñas, S. y Martínez, A. (2004). Entrevista clínica y valoración funcional del suelo pélvico. Fisioterapia. 26 (5)
Salvatore, S., Serati, M., Laterza, R., Uccella. S., Torella. M. y Bolis, P. F. (2009). The impact of urinary stress incontinence in young and middleage women practising recreational sports activity: an epidemiological study. British Journal of Sports Medicine. 43 (14), pp. 1115-1118